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Monday, July 13, 2020

Colegio Carlos de la Torre y Huerta


 

El origen de este colegio se remonta a la fundación de la Iglesia Presbiteriana en la villa espirituana en 1903. Luego de que tanto la iglesia como el colegio ocuparan varios locales de la ciudad, y dado el crecimiento de la feligresía y de la matrícula escolar, en 1919 arquitectos estadounidenses iniciaron la construcción de un edificio para uso exclusivo del colegio y la iglesia, que fue inaugurado en 1924.  Para conocer más información sobre la iglesia, haga clic AQUÍ.

El colegio fue bautizado con el nombre de Carlos de la Torre y Huerta en mayo de 1928, en ocasión de la visita a la ciudad de tan distinguido naturalista, en cuyo honor, y a su trayectoria científica, reconocida a nivel internacional, se develó una tarja en bronce y mármol al frente del edificio del colegio.  


El edificio, de dos plantas, contaba en el momento de su inauguración con diez amplias aulas, higiénicas, iluminadas y ventiladas. Su construcción es de acero y concreto, con pisos de granito y amplios corredores; en su momento fue considerado un modelo en su clase. 
Se comunicaba con el templo mediante puertas interiores y compartía con él una parte trasera común con una cancha para deportes como tenis de campo, baloncesto y voleibol, además de un escenario que servía como teatro escolar.

El colegio estaba dividido en tres facultades: primera enseñanza, segunda enseñanza y escuela de comercio, con alumnos de ambos sexos, y los métodos de enseñanza que se aplicaban eran modernos y libres, se orientaban normas de conducta y comportamiento social, se proponía la creencia religiosa como complemento a la actividad del hombre y se formaban los alumnos desde el punto de vista religioso y patriótico. El claustro de profesores fue integrado en sus inicios por una mayoría de maestros misioneros estadounidenses, hasta mitad de la década del veinte, en que comienzan a desempeñar esta responsabilidad maestros cubanos. 
  







El horario de actividades del colegio incluía culto religioso, sesión matutina y vespertina. Todos los meses se les informaba a los padres la situación académica de sus hijos. 
 


Los alumnos matriculados tenían garantizada asistencia médica dos veces al año, se les realizaban análisis de sangre, revisión bucal y de la vista. El centro contaba además con su propio dispensario médico.

El colegio contaba con una biblioteca y tenía a su cargo varias publicaciones periódicas. Poseía además modernos laboratorios de química y física, un museo de historia natural y otro de historia, un club de investigaciones científicas y varias sociedades de alumnos, tanto literarias como científicas. Contaba con un observatorio de meteorología conectado al observatorio nacional y una estación de radio.

Fue el primer colegio en implementar la educación física como elemento primordial en la formación de los alumnos, y la primera institución que llevó el baloncesto y el voleibol a la villa espirituana. También, fue el primer colegio de Cuba en organizar un club de relaciones internacionales.

En 1932 la Iglesia alquiló unos terrenos en el antiguo Boquete del Siglo, hoy calle Tello Sánchez (en el área que hoy ocupa el Coppelia), y allí creó la escuela primaria Pueblo Nuevo, donde se cursaban tres grados.  
 
Alumnos de la escuela Pueblo Nuevo

Además de este plantel, la iglesia administraba una Escuela Dominical a la que asistían los niños que no podían matricular en otros colegios por tener grandes problemas económicos. Dicha escuela compartía con el Colegio Carlos de la Torre el escenario ubicado al fondo del edificio, que servía como Teatro Escolar, para las Sociedades Literarias y como punto de reunión del alumnado.

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Con motivo de las celebraciones por el cincuentenario de la fundación del Colegio Carlos de la Torre y Huerta, durante el curso escolar 1953-54, la Iglesia Presbiteriana celebró varias actividades, entre ellas se develó una tarja en el parque Serafín Sánchez (en conmemoración al sitio fundacional del colegio), se sembró una ceiba en los terrenos de la escuela Pueblo Nuevo, en la calle Tello Sánchez, y se soterró una cápsula, que debía desenterrarse y abrirse una vez transcurridos 50 años, o sea, durante el curso escolar 2003-2004. 

El día 1 de marzo de 1954, el doctor Santiago Gallo envió una circular a los padres de los estudiantes donde les explicaba el propósito del soterramiento de la Cápsula del Cincuentenario y los invitaba a entregar una fotografía tamaño postal para dedicársela a sus hijos. En la propia circular les recomienda a los padres que le informen al fotógrafo que las instantáneas serían conservadas en una cápsula por 50 años, para que ellos emplearan el procedimiento correspondiente que fijara las fotos. Es digno de destacar que todas las fotos extraídas de la cápsula tienen un excelente estado de conservación.

El 24 de mayo cierran las actividades el acto de soterramiento de la cápsula de plomo, herméticamente sellada y protegida contra todos los elementos posibles de destrucción. Contenía testimonios escritos y fotográficos de la conmemoración del cincuentenario; fotografías de todos los profesores y alumnos del colegio; mensajes dirigidos a estos últimos por sus padres; documentos históricos del plantel y de otras instituciones locales y el número del periódico El Fénix correspondiente a ese día. Da fe del hecho la escritura notarial No. 25 del doctor Rubén Abreu Martínez.

La cápsula era cilíndrica y medía 36 pulgadas de altura y 12 de diámetro. Fue soldada por el técnico ALBERICO DIAZ RODRIGUEZ y su equipo de operarios. La bóveda que albergó dicha cápsula era de concreto, fabricada por el maestro albañil ANDRES PEREZ y el granitero HUMBERTO BETANCORT HERNANDEZ. La tapa tenía forma de un prisma truncado, y cerró herméticamente la bóveda de tal manera, que posibilitó la perfecta conservación del total de 283 fotos contenidas en su interior: 
- 46 fotos del Primer Grado,
-  48 del Segundo,
-  50 del Tercero,
-  59 del Cuarto,
-  36 y 47 de ambos grupos del Quinto,
-  39 del Sexto
-  17 de los alumnos de Ingreso al Bachillerato


I-D: El director Santiago Gallo junto a los profesores Alida Gomez (primer grado), Delia Diaz (tercer grados), Josefina Marin (cuarto Grado), Felicita Garcia (quinto grado), Augusto Guardiola (sexto grado), Clara Berta Cespedes (Prescolar), Virginia Alvarez (segundo grado),  Mario Suárez,  Lens Castilla,  Ada Horta, Haydee Nores, posan junto a la cápsula recién cerrada. 

Programa del acto de soterramiento de la cápsula
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En 1961 se nacionalizó la enseñanza en todo el país, y el colegio pasó a ser administrado por el estado cubano. Su nombre cambió a Escuela Primaria Carlos de la Torre y se dedicó exclusivamente a la enseñanza de los niveles primarios de educación, desde prescolar hasta sexto grado. 

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No obstante la separación de las funciones administrativas del colegio y la Iglesia Presbiteriana, esta hizo ingentes esfuerzos por completar las actividades por el cincuentenario del plantel iniciadas en 1954 y cumplir el programa de apertura de la cápsula durante el curso escolar 2003-04, que también marcaría el centenario de la fundación de la institución educativa.  Luego de varios meses de conversaciones y trámites tanto a nivel nacional como provincial con los respectivos líderes de la Iglesia Presbiteriana, el Partido Comunista de Cuba y el Ministerio de Educación, la cápsula soterrada en 1954 se abrió el 15 de mayo de 2004 en un acto al que solamente se autorizó la asistencia de un representante de la Iglesia Presbiteriana de La Habana, el pastor encargado de la Iglesia Presbiteriana de Sancti Spíritus, la directora de la escuela Carlos de la Torre, representantes locales del Ministerio de Educación y del PCC, una alumna del centro y los miembros del equipo encargado de las labores de extracción.


 












Algunos documentos contenidos en la cápsula:
Carta del Colegio Municipal de Locutores de Sancti Spíritus contenida en la cápsula
 
 
Foto de Alberto E. Marín, alumno del colegio durante el curso 1953-1954, extraída en 2004, con su dedicatoria y el sobre donde se conservaba.
 
La Iglesia Presbiteriana celebró una actividad para entregar las fotos y cartas de los padres a los ex alumnos, en una reunión hermosa y muy emocionante a la que también asistió Clara Berta Céspedes, la única profesora que estaba viva de ese entonces. 
El contenido restante de la cápsula se distribuyó entre la Iglesia Presbiteriana y el Archivo Histórico Provincial. 
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El colegio dejó se ser dedicado exclusivamente a la enseñanza primaria en la primera década del siglo XXI y fue convertido en un instituto preuniversitario urbano. Unos años más tarde cambió nuevamente su objetivo y se dedicó a las funciones de escuela de Técnicos de Nivel Medio en Derecho, que se mantiene en la actualidad.

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Fotos del colegio
Exteriores










Interiores








Patio





Fuentes:
• Archivos privados de Evy Madrigal Rioseco y Alberto Marín Rodríguez, exalumnos del Colegio Presbiteriano.
• “La historia del baloncesto en Sancti Spíritus”, Pedro Omar Piña León, Carlos Silvio Rodríguez Hernández, Omar Piña Velázquez.
• “Elementos identitarios del colegio Carlos de la Torre” Anna Lidia Beltrán-Marín; Fadia de la Caridad Castellanos-de la Paz; Eduardo Muro-Yero.
• “La educación en SS hasta 1958” Jacobo y Pedro Guiribitey Alcalde.
• “Memorias de un tesoro soterrado”, Archivo Histórico Provincial de SS.
• Fotos de archivo.
• Fotos de José Francisco García Cabezas
• Fotos de la apertura de la cápsula: Arturo Delgado Pruna.




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