Farmacia de Medicina Verde
Máximo Gómez 38 (Sur)
Este local ha ocupado históricamente un lugar privilegiado en la villa espirituana, gracias a su ubicación al inicio de una de las arterias principales, frente a la plaza más antigua y a la sombra de la Parroquial Mayor.
A pesar de los muchos cambios estructurales, que han reducido casi totalmente la superficie de su patio interior pero que han conservado intacto el precioso techo de armadura, las partes principales de la vivienda cuya existencia se conoce desde finales del siglo XVII todavía se conservan.
Luego de varios cambios de propietarios a lo largo del siglo XIX, a partir de la década de 1860 casi todas las habitaciones de la casa que tenían salida a las calles Máximo Gómez (antigua San Francisco), Honorato (antigua Ángel) y Quintín Bandera (antigua Santa Teresa) fueron alquiladas para establecimientos diversos. Una fue la barbería de Francisco Álvarez Cruz. Otra fue sede de una Comisión del Cuartel de Voluntarios y acogió hasta inicios del siglo XX una pequeña fábrica de tabaco torcido nombrada La Flor de Tuinucú, del español Pedro Alonso. Ferreol Galí tenía allí su puesto de venta de leche. Cepeda primero y Reinaldo Blanco después tenían una barbería. En 1914 había en otra pieza un puesto de venta de billetes de lotería. Más tarde radicaron allí la Óptica López, la Cafetería Pajarito, la Bodeguita de Marino Pérez, el bar de Santos Cabrera, el local de la Federación Ganadera y la Farmacia 400. En algún momento perdió el portal con columnas, posiblemente debido a la ampliación de la calle.
La farmacia justo antes de su restauración en la década del 80.
En 1985, al decidirse la rehabilitación de la edificación, había en ella 3 viviendas, el Seccional de los CDR y la Farmacia 400. Esta última fue objeto de un minucioso trabajo y, a partir de 1986, comenzó su servicio como farmacia de medicina verde.
El trabajo estuvo a cargo del arquitecto Félix Bismark González, y se intentó acercar lo más posible a la época en que se erigió la construcción original, incluyendo el rescate en la fachada de elementos típicos que se repiten en las construcciones vecinas, entre ellos el ladrillo sardineli conformando cornisamentos, los muros con horcones interiores, los ventanales torneados al estilo morisco, las arcadas capialzadas y el artesonado de los techos.
Frente por Máximo Gómez
Parte trasera por Quintín Bandera y costado por Honorato
Los interiores también fueron minuciosamente rescatados: pisos cubiertos con losas de barro, un mobiliario compuesto por grandes anaqueles, mostradores y otros muebles, un recibidor flanqueado por mostradores y estanterías que permiten ver el dispensario.
En 1988 abrió en el lado que da a la calle Honorato la Casa del agua, en la que ofertaban agua fresca a módico precio.
Fuente
El libro de las construcciones espirituanas, María Antonieta Jiménez Margolles
Guía de arquitectura y paisaje de las Villas y Matanzas, autores varios.
Escambray 18 de junio de 1986, p. 4. Manuel Echevarría Gómez
Fotos de archivo
Fotos de Arturo Delgado Pruna
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